Bienvenida al blog

Hola, os doy la bienvenida al blog. Mi nombre es Pablo y trabajo en la escuela de un circo como profesor de infantil y primaria. Estoy realizando varios viajes al mismo tiempo: pedagógico, geográfico, literario, artístico y, cómo no, al mundo del circo. Si deseas acompañarme, me darás una gran alegría. Te invito a pasar y a que dejes tus impresiones.



Nota: comprende que el sitio está en contínua construcción, perdona si esto te ocasiona alguna molestia. Gracias.



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sábado, 29 de mayo de 2010

Autorretrato de una ameba (Videotransferencia e interferencia)



Tema Musical: Saudade de Love and Rockets.
¿Quieres saber cómo se hizo este vídeo? Unos especialistas te lo cuentan.
O tal vez te apetezca ver otra videopieza.

El cadáver en cuanto resto de lo que ha sido representa al hombre tal como existió hasta ese momento y que está condenado a la desaparición. Los martirios (tormenta) del procedimiento alquimista pertenecen a este estadio de "iterum mori" (de la muerte reiterada). Se trata de "membra secare, arctius sequestrare ac partes mortificare et in naturam, quae in eo (lapide) est, verteré” (cortar miembros, dividirlos en trozos aun más pequeños y quitar la vida a las partes y transformarlas en la naturaleza, que en ella está contenida la sustancia arcana), como reza una cita de Hermes en el Rosarium. En el mismo lugar se dice más adelante: "se debe vigilar el agua y el fuego que se albergan en la sustancia arcana y contener sus aguas con su agua (del aqua permanens), aun cuando ésta no es realmente ningún agua, (sino) la forma ígnea del agua verdadera. La sustancia valiosa (el alma) amenaza evadirse de la solución hirviente en que se dividen los elementos. Lo último es una paradoja compuesta de fuego y agua, que no es sino el mercurio, el cual, como servus o cervus fugitivus (esclavo o ciervo fugitivo) siempre está dispuesto a huir, esto es, que teme la integración (en la conciencia). Pero debe ser retenido con el "agua", cuya naturaleza paradójica corresponde a la esencia del mercurio y lo aprehende y contiene (continet). En estas palabras hay como una indicación de la terapéutica necesaria: la orientación del médico debe ser mantenida contra la desorientación, esto es, que debe saber lo que este estado significa y contener los contenidos valiosos de los sueños precisamente con el aqua doctrinae adecuada a la naturaleza de lo inconsciente, o sea, con interpretaciones e ideas que satisfagan la simbólica de lo inconsciente. Las teorías intelectualistas o las llamadas científicas no son adecuadas a la naturaleza de lo inconsciente, puesto que se sirven de un idioma conceptual que no tiene ninguna semejanza con la simbólica expresiva de lo inconsciente. Las aquae deben ser atraídas y contenidas mediante un aqua, esto es, mediante la forma ignea verae aquae. La interpretación que haga esto posibIe ha de proceder por ello mismo con imágenes y símbolos y atender a la experiencia de los contenidos inconscientes. No debe por tanto perderse demasiado en lo abstracto y lo intelectual , siendo lo mejor que permanezca dentro del marco del mitologema tradicional, que ya dió pruebas de la amplitud de su naturaleza, así sea en atención a los obietivos prácticos. Esto no excluye la satisfacción de experiencias teóricas, solo que éstas deben quedar reservadas al usum medici.

El objetivo de la terapéutica es un fortalecimiento de la conciencia, y, siempre que sea posible, yo procuro estimular al paciente hacia la actividad espiritual y hacia una dominación comprensiva de la masa confusa de su espíritu.

Carl Gustav Jung, La psicología de la transferencia.

Carl Gustav Jung, Psicología de la transferencia





En este trabajo me ocupo de la forma "clásica" de la transferencia y de su fenomenología. Como se trata de una estructura relacional, presupone siempre un "tú". Allí donde es negativa o falta por completo, el tú desempeña un papel sin importancia, como suele ocurrir, por ejemplo, en el complejo de inferioridad compensado por el afán de dominio.

Acaso extrañará al lector que con el fin de esclarecer la transferencia recurra yo a un tema en apariencia tan distante como el simbolismo de la alquimia; pero quien conozca los estudios expuestos en mi obra Psicología y aIquimia estará al tanto de las íntimas relaciones que existen entre la alquimia y los fenómenos con que debe contar la psicología de lo inconsciente para sus fines prácticos. No encontrará absolutamente asombroso, por lo tanto, que una manifestación tan importante y que tan a menudo aparece en la experiencia diaria, se compruebe también en las figuras simbólicas de la alquimia. Desde luego, esas representaciones no indican de un modo consciente el vínculo transferencial, sino que lo contienen como supuesto inconsciente, siendo por ello adecuadas para servir al menos de guía en el examen del fenómeno.

El lector no hallará en este trabajo ninguna descripción de casos de transferencia clínicos. Pero es que mis consideraciones no se dirigen a los principiantes necesitados aun de un conocimiento previo de este fenómeno, sino exclusivamente a quienes ya poseen experiencia suficiente adquirida en el ejercicio de la profesión. Mi propósito es ofrecer una orientación en esta esfera recientemente descubierta y todavía bastante oscura, y brindar al lector algún conocimiento sobre la problemática que en ella impera. En vista de las considerables dificultades que se oponen al análisis conceptual en este campo de experimentación, desearía dejar expresa constancia del carácter provisional que atribuyo a la presente investigación. Procuro describir observaciones e interpretaciones personales que deseo confiar ante todo a la meditación del lector, en la esperanza de encauzar su interés hacia determinados problemas cuya importancia se me ha impuesto con el correr del tiempo. Me temo que esta exposición no constituirá una lectura fácil para los que no poseen algún conocimiento de mis trabajos anteriores.


Carl Gustav Jung, Psicología de la transferencia

viernes, 28 de mayo de 2010

Premier de una videotransferencia

Las grandes compañías de la industria cinematográfica, -esas complicadas organizaciones o superestructuras, esos grandes depredadores que, afortunadamente, se hallan en vías de extinción para dejar el terreno libre a organismos más simples como la ameba u otros protozoos, por ejemlo-, se gastan un dineral en contratar a empresas de estudios de mercado para probar sus producciones antes de lanzarlas a los circuitos comerciales, aquí un ejemplo:

Test Audio and Video Concepts to Save Costs and Increase Profits

Whether you’re interested in the big screen or the home screen, let Market Reader Pro® survey consumers for you to help you learn, at any point in the production process, what moviegoers want to see now! Our staff will work with you to custom design a survey or focus group so you can tune in to movie fans’ opinions and stay ahead of the competition.


(Pruebe sus ideas en audio y vídeo a fin de ahorrar costes e incrementar beneficios.
Tanto como si Vd. está interesado en la gran pantalla o el público hogareño, Market Reader Pro, investiga a los consumidores con el fin de ayudarle a aprender, en cualquier estadio del proceso de producción, qué es lo que el público quiere ver en este momento. Nuestro personal trabajará con Vd. para diseñar a medida un sondeo o un grupo muestral de forma que pueda sintonizar con las opiniones de los aficionados al cine y adelantarse a la competencia.)


Realmente no hace falta tanto. Basta con tener a mano un público sincero y lleno de curiosidad. Aquí os muestro la premier mundial de mi "Videotransferencia" para un selecto grupo de contraste. Observando sus reacciones se pueden detectar problemas tales como falta de ritmo, etc... Además de esta forma se ahorra uno el verse relacionado con toda una caterva de ejecutivillos en traje de Armani cuya frecuentación no puede ser tan edificante ni divertida como la de mis alumnos ni por asomo. Esto último lo digo por experiencia propia.




Si queréis ver la videotransferencia en cuestión

lunes, 24 de mayo de 2010

La verdad es una tierra sin caminos


El diablo y un amigo suyo estaban paseando cuando vieron delante de ellos a un hombre que levantaba algo del suelo y después de mirarlo, se lo guardaba en el bolsillo. El amigo preguntó al diablo: ¿Qué recogió ese hombre? “Recogió un trozo de la verdad”, contestó el diablo. “Ese es muy mal negocio para ti, entonces” dijo su amigo. “Oh, no, en absoluto” replicó el diablo “voy a dejar que la organice”
Yo sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. Ese es mi punto de vista y me adhiero a él incondicionalmente, la Verdad, al ser ilimitada, incondicionada, inabordable por ningún camino, no puede ser organizada; ni puede formarse organización alguna para conducir o forzar a la gente a lo largo de algún sendero en particular. Si desde el principio entienden eso, entonces verán cuán imposible resulta organizar una creencia. Una creencia es un asunto puramente individual, y no pueden ni deben organizarla. Si lo hacen se torna en algo muerto, cristalizado; se convierte en un credo, en una secta, una religión que ha de imponerse a los demás. Esto es lo que todo el mundo trata de hacer. La Verdad se empequeñece y se transforma en un juguete para los débiles, para los que están sólo momentáneamente descontentos. La Verdad no puede rebajarse; es más bien el individuo quien tiene que hacer el esfuerzo de elevarse hacia ella. Ustedes no pueden traer la cumbre de la montaña al valle. Si quieren llegar a la cima de la montaña, tienen que atravesar el valle y trepar por las cuestas sin temor a los peligrosos precipicios. Tienen que ascender hacia la Verdad, ésta no puede descender ni organizarse para ustedes. El interés en las ideas es sostenido principalmente por las organizaciones, pero las organizaciones sólo despiertan el interés desde afuera. El interés que no nace del amor a la Verdad por sí misma, sino que es despertado por una organización, no tiene valor alguno. La organización se convierte en una estructura dentro de la cual sus miembros pueden encajar convenientemente. Ellos no se esfuerzan más por alcanzar la Verdad o la cumbre de la montaña, sino que más bien tallan para sí mismos un nicho conveniente donde se colocan, o dejan que la organización los coloque, y consideran que, debido a eso, la organización ha de conducirlos hacia la verdad.
[…]
Yo no quiero pertenecer a ninguna organización de tipo espiritual, por favor comprendan esto.

Jiddu Krishnamurti, Libertad Total

¿Quién es esa persona a la que usted llama artista?

¿Un hombre momentáneamente creativo? Para mí, él no es un artista. Al hombre que sólo en raros momentos tiene este impulso creativo y expresa esa creatividad mediante la perfección de la técnica, yo no lo llamaría por cierto un artista. A mi entender, un verdadero artista es un ser humano que vive de manera completa, armoniosa, que no hace una separación entre el arte y el vivir, cuya vida misma es esa expresión, ya sea en la pintura, en la música o en su conducta; esto es, que no ha divorciado su expresión en el lienzo o en el pentagrama o en la piedra, de su conducta diaria, de su vivir cotidiano. Eso exige el más alto nivel de inteligencia, de armonía interna. Para mí, el verdadero artista es el hombre que posee esa armonía. Puede expresarla en el lienzo o puede hablar, o escribir; o puede no expresarla en absoluto, puede sentirla. Pero todo esto exige ese equilibrio exquisito, esa intensidad de percepción, y entonces la expresión del artista no está divorciada de la diaria continuidad del vivir.

Jiddu Krishnamurti, Libertad total.

viernes, 21 de mayo de 2010

No hay que fiarse de la Nestlé





Realizamos en clase una actividad de formación como consumidores. Comenzamos de la siguiente manera: Les presento una lata de conservas sin etiqueta alguna, exactamente la misma que podéis ver en la foto.





Les lanzo la siguiente cuestión. Imaginaros que vuestra madre os manda al supermercado a comprar una lata de champiñones. Entráis en la tienda y os encontráis con que todas las latas son así ¿qué pasaría? Todos contestan, evidentemente, que no sabrían qué es lo que hay dentro y que no sabrían qué lata escoger. A continuación les enseño la etiqueta de la lata de champiñones que he pegado en un papel. Y les enseño donde dice “champiñones” y la foto de los mismos. Les digo “mirad, para esto sirven las etiquetas, para saber qué producto estamos comprando”. Añado que gracias a las etiquetas, además de saber qué producto estamos comprando, podemos obtener mucha información sobre el mismo. Nos disponemos a realizar una actividad para aprender a descifrar la información que nos proporciona el etiquetado de los productos. Les facilito unas hojas donde previamente he pegado etiquetas: lata de champiñones, galletitas saladas y tableta de chocolate. Juntos vamos repasando y descifrando la información que aparece y a qué preguntas responde esta información:


1.- denominación del producto ¿Qué es lo que estoy comprando? (suele haber foto)
2.- denominación comercial ¿Cómo lo llama el fabricante?
3.- Conservación ¿Cómo hay que guardarlo? (El tiempo y la forma de conservación)
4.- Código de barras (para que el ordenador y la caja lea toda esta información)
5.- Peso ¿Cuánto estoy comprando?
6.- Energía que me aporta el alimento.
7.- fecha caducidad ¿Cuánto dura?
8.-Fabricante ¿Dónde puedo encontrar al que lo fabrica?
9.-Ingredientes ¿De qué está hecho?
10.- Tabla nutricional ¿De qué alimentos se compone?



Después de analizar pormenorizadamente la etiqueta les pregunto ¿cuál creéis que es la información más importante de todas las que pone en la etiqueta? Cavilan un poco… pero pronto hallamos la respuesta: es la número 1: Denominación del producto, que es la que responde a la pregunta ¿qué es lo que estoy comprando? Les insisto en que se fijen si es importante, que suele haber foto como corroboración de lo mismo y que es lo que viene con letras más grandes y visibles en todas las etiquetas.
Saray, a la que le ha correspondido analizar el envoltorio de una tableta de chocolate Nestlé, se me queda mirando con cara perpleja y me dice que no puede encontrar la denominación del producto en la que le ha tocado a ella. Tomo su papel con sonrisa condescendiente y… ¡Oh, sorpresa! ¡Saray tiene razón! ¡Vaya un descubrimiento!




Hay que darle muchas vueltas a la etiqueta para, al final, en el reverso de la tableta y con letra diminuta podamos leer “chocolate con leche extrafino”. ¡Sí que son finos estos de la Nestlé! ¿Qué digo finos? ¡Extrafinos!.
Bien, es el momento de preguntarnos por qué será esto así. Por qué todos los fabricantes dicen bien alto y claro lo que te están vendiendo y esta gente trata de esconderlo. Supongo que lo reducen al tamaño mínimo que les impone la ley (he de reconocer que desconozco en absoluto la legislación). Insisto a mis alumnos ¿Por qué puede pasar esto? Naturalmente se quedan sin saber qué responder. Les cuento:


“Mirad, yo -cuando una persona no me habla con claridad- inmediatamente desconfío de ella y pongo en tela de juicio todo lo que me está diciendo. Cuando no se os habla con claridad es porque hay segundas intenciones por parte de quien
os habla. Esto es, que la persona que os habla busca algo de vosotros que no os quiere decir. Lo mismo que a las personas, podéis aplicar esto a las empresas.
Cuando yo veo que el fabricante trata de esconder entre un mar de información y
letras diminutas la denominación del producto que me intenta vender es porque
hay ánimo de engañar. Quiero que sepáis que esta gente quiere engañarnos. Quiere
que creamos que lo que nos vende es distinto a lo que los demás venden:
chocolate. Por eso lo esconde. Es una excusa para, sencillamente cobrarte más
caro por lo mismo que otros venden. No me había dado cuenta. Muchas gracias
Saray por tu descubrimiento. Ya no voy a comprarle nunca más a este fabricante,
porque me trata como si yo fuera tonto. Me falta el respeto y, encima, me cobra
más caro”

Evidentemente, a mis alumnos no les puedo explicar conceptos mercadotécnicos y microeconómicos tales como la variación de la elasticidad de la demanda frente al precio de un bien y su relación con el concepto de sustituibilidad de un bien frente a otro y de cómo los grandes capitales invierten-puesto que son los que pueden hacerlo- mucha cantidad de dinero en hacer variar la percepción de sustituibilidad de un bien por parte del público para volverlo inelástico frente al precio y que este gasto es repercutido en el precio final. Es decir que es el mismo comprador el que paga el coste de ser persuadido de que hace bien pagando más por lo mismo que otros fabricantes, con menos disponibilidad de capital venden a menor precio.

Dicho llanamente: nos toman el pelo y nos repercuten el coste de la molestia que les supone tomarnos el pelo.

Unos días más tarde tenía que comprar una docena de huevos. Entré en una mediana superficie. Ya que estaba allí, me acerqué a la góndola donde se exhiben los chocolates para echar un vistazo y comparar. Casi siempre llevo encima mi pequeña cámara digital -la llamo "La Beretta"-. Así que hice unas fotos. No penséis que soy un “superciudadano”, eso es una tarea ingente y que realmente te puede ocasionar una gran desgaste, pero estas pequeñas investigaciones dotan de un componente de pequeña aventura a un hecho tan rutinario como puede ser comprar una docena de huevos. Además, quería volver con material que enseñar a mis alumnos.
Sabréis que no te permiten hacer fotos ni grabar video en un supermercado. Esto todavía le daba un aliciente aún mayor a lo que estaba haciendo. Ellos sí que te pueden grabar a ti “por tu seguridad” dicen, pero tú no puedes grabar. Algún día, y que se me perdone si me estoy yendo por las ramas, quiero entrar en una oficina bancaria a realizar una operación –pagar un recibo, por ejemplo- cámara de vídeo en mano y grabando. Por supuesto luciré una camiseta que diga “POR SU SEGURIDAD LE ESTOY GRABANDO” ¿Qué pasaría? Si me animo y lo hago, os aseguro que lo cuelgo en el blog.
Volviendo a la cuestión que nos ocupa no os costará imaginar que, evidentemente, es la Nestlé la única que se permite el lujo de esconder la denominación de su producto en el etiquetado. Aquí os muestro las fotos por si hay curiosidad. No se ven muy bien, pero podéis ampliarlas haciéndoles doble clic con el ratón. Nada más que añadir excepto que a esta multinacional suiza no le vuelvo a comprar nada de nada. ¿Y vosotros?









Links externos:
Nestlé, la extorsión corporativa y la arrogancia del poder


Nestlé España

jueves, 20 de mayo de 2010

Aigües (Alicante): Tres brindis al sol (¿Cuento de hadas o disparate virtual?)

Hacer un brindis al Sol es una cosa que se hace o que se dice con fines puramente testimoniales, a sabiendas de que no tendrá ningún efecto.
Además de ser un gesto testimonial que no supondrá compromiso, también lleva implícito un punto de atrevimiento, de fanfarronada, de desafío difícil de cumplir.


La expresión tiene su origen en el mundo de la tauromaquia.
El torero brinda la lidia y la muerte del toro al presidente de la corrida o a otra persona de relevancia. Para ello les entrega o lanza la montera.
Un brindis al sol transmite la idea de imposibilidad y osadía que tiene la expresión (no se puede hacer llegar la montera hasta el sol) y la de no suponer compromiso (el sol no pedirá cuentas si la faena no es de calidad).

Por ejemplo, esta entrada de blog no es ni más ni menos que eso: De Aigües, un brindis al Sol. Pilar básico de la misma, como muy bien podrás comprobar, lo constituye mi afición a mis juguetes favoritos: los juegos lingüísticos (verbal, gráfico, audivisual, etc,). De modo que está concebida como un cuento gráfico en tres actos. (No os haré leer mucho).


Y ahora, antes de seguir leyendo, te recomiendo vivamente que pongas la música.






Érase una vez Aigües, un fin de semana y todo era brindar y brindar...




...Un año más tarde, otro fin de semama, se seguía brindando:




Y otro fin de semana, otro año después, no había forma de dejar de brindar:




Ahora te puedes bajar a Alicante a pasar la resaca hasta el fin de semana que viene, en el que seguirás, sin duda brindando a nuestro Sol y brindándonos la oportunidad de contemplar más disparates virtuales.

Como todo cuento de hadas, este también tiene moraleja:

Nuestra presentadora de TV

Al día siguiente del viaje semanal...

El circo ofrece su espectáculo cada fin de semana en una población distinta. Habitualmente nos movemos por pueblos medianos que tienen una población de veinte a cincuenta mil habitantes. El martes suele ser el día de la semana en que nuestro pequeño poblado ambulante se traslada de ubicación. Ese día es el más duro de la semana. Hay que recogerlo todo: instalación de agua y luz y cada caravana ha de ser preparada para el viaje; todo bien guardado o atado. Si te dejas el armario de la cocina mal cerrado, te puedes encontrar a la llegada con que un paquete de azúcar ha salido volando para tomar tierra sobre los sillones del salón, que resultan hacer de cama por la noche. Parece una broma pesada, pero os aseguro que sé muy bien de lo que hablo.
Nos trasladamos entre pueblos que aproximadamente distan unos treinta kilómetros entre sí. Como no hay suficientes conductores de camión ni cabezas tractoras, el traslado se hace en tres viajes. Siempre acompaña a la ida una furgoneta en la que regresan los chóferes. El colegio y mi caravana se quedan para el tercer viaje, que se suele realizar cuando empieza a anochecer, a veces, más tarde. Así que me quedo toda la tarde en mi caravana, esperando a que me toque. Suelo aprovechar este momento para leer. Me compré un frontal halógeno a tal efecto.
Al llegar, hay que instalarse, volver a organizar tu caravana, mientras los empleados realizan la instalación de agua y luz. Hay pueblos que no disponemos de estos suministros hasta el día siguiente, de modo que hay que estar preparado y tener algo aprovisionado. En cuanto te sabes la mecánica, no hay problema.
Lo que ocurre es que el día de traslado normalmente te acabas acostando muy tarde, las dos de la mañana e incluso las cuatro. Y aunque se prepara todo para que los niños se duerman lo más pronto posible, su ritmo se ve también alterado. Al día siguiente estamos todos algo zombis. Los que más lo sufren son los pequeños, que no dan pie con bola en clase. ¿Qué hacer? Pues adaptarse a las circunstancias y no exigirles más de lo que pueden dar. Os pongo un video de muestra donde se aprecian perfectamente los esfuerzos de Cristian por permanecer despierto.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Desnudos, mucho mejor. (respondiendo a un papalagi)

He recibido un correo electrónico admonitorio reconviniéndome por mostrar dibujos "obscenos" a mis pequeños. El citado correo se refiere a la entrada donde muestro sus reacciones al contemplar mis modestos ejercicios de anatomía. Diré que me ha sido muy útil pedagógicamente el mostrarle mis dibujos a los niños. Creo que ellos se lo pasan bien viéndolos, de hecho todos los lunes me preguntan "Profe,¿has hecho muñequitas este fin de semana?". Este correo que he recibido me ha servido para autoafirmarme y para elevar mi rendimiento, pues el niño contestatario que llevo dentro se ha puesto a dibujar como un loco este fin de semana. Algunos de los dibujos que he hecho son los que ilustran esta entrada. Espero que los disfrutéis. Respecto a las consideraciones elevadamente morales del escrito al que me refiero y que no pienso reproducir aquí -hay otros espacios para eso- las voy a contestar como sigue:



Al contemplar un cuerpo humano, tal cual, contemplamos la obra de Dios, mientras que al contemplar unos ropajes, lo que contemplamos es la obra del hombre; si los ropajes que contemplamos resultan ser sotanas, es a Satanás entonces a quien estaremos contemplando mientras lleva a cabo su principal misión, que consiste –precisamente- en hacernos confundir la obra del hombre con la de Dios; o dicho de otra forma, apropiarse del nombre de Dios para llevar a cabo la obra del hombre.

Yo creo que una buena escuela debería incorporar las aportaciones de la corriente bioenergética y, por lo tanto, la desnudez –la no-ropa, más bien- como instrumento pedagógico. Ya sé que ni Zara ni el Corte Inglés se lanzarían al mecenazgo de un proyecto educativo de esta índole, pero a mí me encantaría poder explicar el teorema de Taylor mientras estamos tanto profesor como alumnado en pelota picada. Creo firmemente que si nos educásemos todos en una desnudez natural, el mundo se convertiría en un sitio mucho mejor.

Yo, por mi parte, practico un nudismo activo, casi militante podríamos decir. Sobre todo, las madrugadas de luna llena que aprovecho para pasear por las calles del centro de mi pueblo montando en bicicleta sin que tela alguna cubra mi cuerpo. Esta práctica me puede costar un súbito ingreso en el psiquiátrico si me topo, por ejemplo, con un coche patrulla de la Guardia Civil, pero la liberadora sensación bien merece la pena. Os aseguro que así montado en la bici se percibe la realidad de una forma que algo de numinoso tiene. Es lo que un amigo mío llama “francisquear”, (por el de Asís, santo patrón del pueblo).
Y ahora que el sol ya empieza a picar, estoy deseando que llegue por fin el verano para poder ir a las playas nudistas a dibujar estudios de anatomía al natural mientras yo mismo estoy desnudo. Es una actividad divertidísima, sana, que pone a tono el intelecto y los sentidos, la manera óptima de aprender a dibujar y además es una forma muy curiosa de interactuar y trabar conocimiento con personas desconocidas. Cada vez que lo he hecho, además de algunos garabatos más o menos interesantes, me he traído a casa sustanciosas anécdotas que memorar. Por añadidura, se trata de una actividad sumamente barata, no hace falta ni tan siquiera un pequeño bañador, tan sólo papel y lápiz.
Aprovecho la ocasión para decir que a alguien le apetece posar un rato, independientemente de su sexo, edad y condición física, que no lo dude y se ponga en contacto conmigo: domador.de.peques@gmail.com (en el mapa podéis ver por dónde estoy)

Cederé ahora la palabra, a pesar de no ser simpatizante de las monarquías, al inspirado Rey samoano Tuiavii de Tiavea en un discurso transcrito de su libro Los papalagi que, sin duda, arrojará lucidez acerca de la cuestión que me he animado a abordar. Lucidez en virtud de su sencilla visión sobre nuestra complicada simpleza.




COMO CUBREN LOS PAPALAGI SU CARNE O
SUS NUMEROSOS TAPARRABOS Y ESTERAS




Los Papalagi están siempre cavilando cómo cubrir su carne del mejor modo posible. Un blanco, que tenía mucha influencia y estaba considerado muy sabio, me dijo: «el cuerpo y todos sus miembros son carne; es a partir del cuello donde empieza la verdadera persona». Creía que sólo la parte del cuerpo que alberga con sus atributos buenos y malos merece nuestra atención, refiriéndose a la cabeza, naturalmente. Los blancos dejan descubierta la cabeza y algunas veces las manos. Sin embargo, la cabeza y las manos están hechas de carne. Quienes que muestran algo más de su carne no pueden alcanzar una perfecta imagen moral.


Cuando un joven toma a una mujer para que sea su esposa, no puede estar seguro de que le va a agradar, porque antes de esta ocasión nunca ha visto su cuerpo. Cada muchacha cubre su cuerpo, aunque tenga la figura de la más bella Taopou2, de modo que nadie puede ver y disfrutar de tan espléndida visión. La carne es pecado. Esto es lo que los Papalagi dicen, porque para ellos sólo el espíritu cuenta. El brazo que se alza a la luz del sol para lanzar un venablo... es una flecha de pecado. El pecho al que las olas del aire envuelven, es una casa donde el pecado vive. Los miembros, con los que la doncella ofrece el siva3, son pecadores. Y con toda seguridad, aquellas partes del cuerpo dedicadas a hacer nueva gente y a deleitar al mundo con ellas, ¡están llenas de pecado! Todo lo que se considera carne es ur. Pecado. Hay un veneno viviendo dentro de cada músculo, un veneno traidor que salta de una persona a otra. Aquellos que miran la carne absorben el veneno, son heridos por él y se convierten en seres tan depravados como los que la estaban enseñando. Esto es lo que la sagrada moral de los blancos nos dice.







Ésta es la razón por la que el cuerpo de los Papalagi va enteramente cubierto de taparrabos, esteras y pellejos de animales, tan herméticamente ajustados que ni siquiera un ojo humano ni los rayos del sol son capaces de penetrarlos, tan apretados que su cuerpo se vuelve de un blanco descolorido y parece cansado como una flor que crece en el bosque bajo pesados árboles.

¡Oíd cuán pesadas cargas lleva un solo Papalagi en su cuerpo, vosotros hermanos, los más elegantes de muchas islas! Para empezar, el cuerpo desnudo se envuelve con una piel blanca y gruesa, hecha de las fibras de una planta, y llamada sobrepiel. Se lanza arriba al aire, y luego se deja caer deslizándola hacia abajo por la cabeza, el pecho por encima de los brazos hasta las caderas. De abajo a arriba, desde las piernas y caderas hasta el ombligo, se lleva otra de estas sobrepieles (camisetas). Estas dos pieles están cubiertas por una tercera que es más gruesa. Una piel tejida con los pelos lanosos de un animal de cuatro patas, especialmente criado para este propósito. Esto es el verdadero taparrabos. Usualmente se compone de tres partes: la primera cubre la parte superior del cuerpo; la segunda, la sección media; y la tercera, las caderas y las piernas. Las tres partes están unidas por conchas y cuerdas hechas con savia seca del árbol del caucho, por eso dan la impresión de ser una sola pieza. Normalmente este taparrabos tiene el tono la gris de la laguna durante el húmedo monzón. No puede ser nunca totalmente de colores, como máximo la parte media, y entonces sólo la lleva la gente que tiene mala reputación y a la que le gusta perseguir al otro sexo.



Finalmente, alrededor de los pies se atan una piel tan moldeable como recia. Normalmente la piel suave es elástica y se moldea bien a la forma del pie, pero la dura no lo hace en absoluto. Están hechas de gruesos pellejos de animal que han sido puestos en remojo, deshollados con navaja, golpeados y colgados al sol tanto tiempo que se han endurecido y curtido. Usando esto, los Papalagi construyen una especie de canoa con los lados altos, lo suficientemente grande para que el pie se ajuste. Una canoa para el pie izquierdo y otra para el derecho. Estos pequeños «piesbarcos» están sujetos alrededor de los tobillos con cuerdas y garfios para contener el pie dentro de una fuerte cápsula, como el caracol en su casa. Los Papalagi llevan estas pieles desde el amanecer al ocaso, los llevan incluso de malaga4 y cuando bailan, los llevan incluso cuando hace tanto calor como antes de una tormenta de lluvia tropical.
Esto va contra la naturaleza y también lo entiende así el hombre blanco; cansa sus pies hasta que parecen muertos y apestados, y como que han perdido la habilidad de agarrar cosas o de trepar a los árboles, los Papalagi tratan de esconder su vergüenza embadurnando el pellejo animal, que originalmente parecía rojo, con una especie de grasa que lo hace brillar después de extenderla frotando. Resplandecen con tanto brillo que a duras penas pueden los ojos soportar el destello y tienen que desviar la mirada.


Vivió una vez allí, en Europa, un Papalagi que se hizo famoso y al que mucha gente acudía porque les decía que no era bueno llevar estos pellejos ajustados y pesados alrededor de los pies; en cambio caminar descalzo bajo el cielo abierto, mientras el rocío de la noche todavía yace sobre los campos, hace que todas las enfermedades desaparezcan de ti. Ese hombre era muy sabio y de muy buena salud, pero la gente se rió de él y pronto fue olvidado.
Al igual que el hombre, la mujer también lleva esteras y taparrabos ajustados a su cuerpo y tobillos; por eso su piel está llena de cicatrices y cardenales. Sus senos se han vuelto fláccidos por la presión de una estera que atan alrededor del pecho, desde la garganta hasta la parte baja del cuerpo y también alrededor de la espalda, con un apuntalamiento suplementario de espinas de pescado, alambre de hierro y cuerdas. La mayoría de las madres dan a sus hijos leche de un tubo de vidrio que se cierra por la parte de abajo y que tiene una tetilla artificial sujeta a la parte superior. Y no siempre dan su propia leche, sino la leche de un animal feo con cuernos que ha sido sacada tirando fuertemente de sus cuatro pezones del vientre.
Sin embargo, es común que los taparrabos de las hembras sean más finos que los de los machos, y con más colorido y atractivo. Algunas veces se permite que la carne de los brazos y de la garganta asome, enseñando de este modo más carne que los machos. No obstante, se considera virtuoso que una chica se mantenga completamente cubierta y entonces la gente dice: «ella es casta», lo que significa que sigue las reglas del comportamiento decente.

Por esto nunca he entendido por qué está permitido que mujeres y muchachas muestren la carne de sus espaldas y cuello en las grandes fonos5 sin caer en desgracia. Quizás en ello resida la gran atención de la fiesta, en que las cosas que han estado prohibidas todo el tiempo, se permiten ahora. Los hombres siempre mantienen sus torsos y cuellos completamente cubiertos. Desde sus gargantas hasta sus pectorales, los alii6 llevan un taparrabos enyesado del tamaño de un aro blanco, también atiesado con yeso, y arrollado al cuello. A través del aro, él hace salir una pieza de tela con colores doblada como la cuerda de un bote; está atravesada por una aguja de oro o una perla, y cuelga a lo largo del escudo blanco. Muchos Papalagi también llevan aros de yeso alrededor de las muñecas, pero nunca en los tobillos.

Este escudo y aros blancos son muy importantes. ¡Un Papalagi nunca se presentaría ante una mujer sin sus ornamentos en el cuello! Si ese aro se volviera sucio y no brillase, sería aún peor. Por esa razón los alii de alta cuna cambian sus corazas y anillos de yeso cada día.
Por su parte, la mujer tiene muchas ropas de todos los colores, a menudo llenando un gran número de canastas, y la mayoría de sus pensamientos están dedicados a la elección de qué taparrabos llevar y cuándo, si debe llevar uno largo o uno corto, y habla apasionadamente sobre los abalorios que supone van de acuerdo con la prenda; el hombre sólo tiene un traje de fiesta y rara vez habla sobre él. Éste es el llamado ropaje del pájaro: un largo taparrabos negro que mengua en un punto de la espalda, como el rabo de un loro en la selva7. Con este traje ceremonial, las manos también tienen que ser cubiertas con pieles blancas, pieles que han de ser metidas en los dedos y están tan ajustadas que hacen que la sangre se encienda y hormiguee en la cabeza. A los hombres inteligentes se les permite, por consiguiente, llevarlos en una mano o ponerlos en el taparrabos cercano a la glándula del pecho.
Cuando un hombre o una mujer dejan su choza y salen a la calle, le envuelven en otra ropa muy ancha, que puede ser más gruesa o más fina, depende de cuánto brille el sol. Entonces cubren también sus cabezas. Los hombres, con un recipiente para beber, negro y rígido, que es redondo y hueco como los techos de nuestras chozas samoanas. Las mujeres llevan grandes cesterías de mimbre o canastas invertidas, plumas, tiras de tela, cuentas y otras clases de abalorios. Estos cubre-cabezas se parecen mucho al tuiga8 de una Taopou, excepto que son mucho más bellos y no se caen durante una tormenta o mientras se baila. Cuando se encuentran con alguien, los hombres blanden sus pequeñas cabezaschozas, mientras que las mujeres únicamente inclinan sus cargadas cabezas muy lentamente, como un bote que está sobrecargado.
Sólo por la noche, cuando el Papalagi va a la cama, se quita de verdad todos sus taparrabos, aunque sólo para reemplazarlos inmediatamente por otro que se abre por la parte de abajo y deja los pies desnudos. Por la noche usualmente las mujeres y muchachas llevan una tela que tiene preciosos bordados en el cuello, aunque rara vez se muestran mientras la llevan. Tan pronto como el Papalagi yace en su estera, se cubre hasta el cuello con las plumas del estómago de un gran pájaro, envueltas por una enorme pieza de tela que impide que vuelen esparciéndose. Estas plumas hacen sudar al cuerpo y contribuyen a que el Papalagi crea que yace al sol, aun cuando no brille en absoluto. Curiosamente por el verdadero sol tienen muy poco interés.
Se entiende fácilmente que haciendo todo esto el cuerpo de los Papalagi se vuelva de un blanco pálido y carezca del color de la alegría. Pero eso es lo que en realidad le gusta al hombre blanco. En especial las muchachas están continuamente alertas para proteger su piel de la gran luz que podría quemarla y enrojecerla. Tan pronto como salen al sol sostienen un gran toldo sobre su cabeza. ¡Como si la palidez de la luna fuera más bonita que el color del sol! Los Papalagi prefieren hacer estas cosas a su modo y están siempre redactando leyes para respaldar sus puntos de vista. Aunque sus narices sean tan agudas como los dientes del tiburón, ello no significa necesariamente que sean más bellas que nuestras narices, que son redondas y suaves. ¿Creemos que son feos porque pensamos de modo distinto sobre todo esto?

Como los cuerpos de las mujeres y muchachas están siempre cubiertos, vive dentro de los hombres el profundo deseo de ver su carne. Algo que uno puede muy bien imaginar. Tienen eso en su mente día y noche, y hablan mucho del cuerpo femenino de tal modo que vosotros pensaríais cómo una cosa tan bella y natural puede ser pecado y debe esconderse en la oscuridad. Sólo si empezaran a enseñar esa carne podrían centrar su atención en otras cosas y sus ojos cesarían de murmurar palabras sucias cuando pasa una chica.
¿Podéis imaginar mayor locura, amigos míos que se considere la carne como un pecado, un aitu9? Si tuviéramos que creer al hombre blanco, compartiríamos su deseo de que nuestra carne se convirtiera en lava congelada, sin el calor benéfico que brota del interior. Sin embargo, nosotros queremos seguir divirtiéndonos, seguir comunicándonos a través de nuestros cuerpos con el sol, guardando nuestra habilidad de correr como caballos salvajes, porque estamos desembarazados de taparrabos y no tenemos pielesprotege-pie que nos hagan retrasar los pasos y no nos preocupamos de las cubiertas cayendo de nuestras cabezas. Disfrutemos de la vista que nos ofrece una doncella esbelta de cuerpo y con los miembros brillando al sol, o también bajo la luna. El hombre blanco que tiene que cubrirse tanto para esconder su vergüenza está loco, ciego y no siente los verdaderos placeres de la vida.

(1) Aun después de convertirse en su mujer, raras veces se muestra a sí misma, y, cuando lo hace, es por la noche o en la penumbra. (Nota de Tuiavii.)
(2) Reina de Mayo.
(3) Danza nativa.
(4) De viaje.
(5) Festividades.
(6) Caballeros.
(7) Traje formal de noche.
(8) Gran pañuelo para la cabeza.

Querer, poder y saber


Voy a revelarle en pocas palabras un gran misterio de la vida humana. El hombre se agita por dos actos hechos instintivamente que consumen las fuentes de su existencia. Dos verbos expresan todas las formas que toman estas dos causas de muerte: QUERER y PODER. Entre estos dos términos de la acción humana, hay otra fórmula de la que se apoderan los sabios, y a la que debo la felicidad y mi longevidad: El querer nos abras y el poder nos destruye; pero el saber deja nuestra débil organización en un perpetuo estado de calma. Por eso el deseo o el querer está muerto en mí, matado por el pensamiento, el movimiento o el poder se ha reducido a las funciones naturales de mi organismo. En dos palabras, ha puesto mi vida, no en el corazón que se quiebra ni en los sentidos que se embotan; sino en el cerebro que no se gasta y sobrevive a todo. Ningún exceso ha maltratado mi alma ni mi cuerpo. No obstante he visto el mundo entero. Mis pies han pisado las más altas montañas de Asia y América, he aprendido todas las lenguas y he vivido bajo todos los regímenes. He prestado dinero a un chino con la garantía del cadáver de su padre, he dormido en la tienda del árabe fiado en su palabra, he firmado contratos en todas las capitales europeas y he dejado sin temor mi oro en la choza de los salvajes. En fin, he logrado todo porque he despreciado todo. Mi única ambición ha sido ver. Ver, ¿no es saber…? ¡Oh! Saber, joven, ¿no es gozar intuitivamente? ¿No es descubrir la sustancia misma del hecho y hacerse dueño de él esencialmente? ¿qué queda de una posesión material? Una idea. Juzgue, pues, lo hermosa que ha de ser la vida de un hombre que, pudiendo grabar todas las realidades en su pensamiento, lleva en su alma las fuentes de la felicidad, saca de ellas mil deleites ideales limpios de manchas terrestres. El pensamiento es la llave de todos los tesoros, depara los goces del avaro sin dar sus inquietudes. Por eso he mirado el mundo desde lo alto, en el que mis placeres han sido siempre fruiciones intelectuales. Mis vicios eran contemplar los mares, los pueblos, los bosques, las montañas. He visto todo; pero tranquilamente, sin fatiga. Nunca ha deseado nada. He esperado todo. Me he paseado por el universo como por el jardín de mi propia casa. Lo que los hombres llaman penas, amores, ambiciones, reveses, tristezas, son, para mí ideas que yo mudo en ilusiones; en vez de sentirlos, los expreso, los traduzco; en lugar de dejarles que destruyan mi vida, yo los dramatizo, los desarrollo, y con ello me divierto como si fueran novelas que leo en mi interior. Como nunca he fatigado mi cuerpo, gozo aún de una salud robusta. Como he heredado toda la fuerza de que no abusaba, esta cabeza está aún mucho mejor provista que mi tienda.

El anciano se dio un golpe en la frente y continuó así:

-aquí están los verdaderos millones. Paso días placenteros lanzando una mirada inteligente al pasado. ¡Evoco países enteros, lugares, vistas del océano, figuras históricamente bellas! Tengo un serrallo imaginario en el que poseo todas las mujeres que no he tenido. Vuelvo a ver a veces a vuestras guerras, vuestras revoluciones y las juzgo. ¡Oh! ¿Por qué hay que preferir las admiraciones febriles y ligeras hacia algunas carnes más o menos sonrosadas, algunas formas más o menos redondas? ¿Por qué hay que preferir todos los desastres de vuestras voliciones engañadas a la facultad sublime de hacer comparecer en sí al universo, al placer inmenso de moverse sin estar atado por las ligaduras del tiempo ni por los grilletes del espacio, al deleite de abarcarlo todo, de verlo todo, de inclinarse sobre el borde del mundo para interrogar a las otras esferas, para escuchar a Dios?


Honoré de Balzac, La piel de Zapa

martes, 18 de mayo de 2010

La Piel de zapa, Honoré Balzac


En París, una triste tarde de octubre un joven pierde su última moneda en una casa de juegos. Aturdido y tentado por la idea del suicidio, y mientras aguarda que caiga la noche, entra en una singular tienda de antigüedades en la que se cruzará en su camino un talismán en forma de piel curtida que cambiará de forma crucial el rumbo de su existencia.

Confederación de almas

Me he encontrado con un médico inteligente, le dijo, se llama Carlos Cardoso, estudió en Francia y me ha explicado una teoría suya sobre el alma humana, mejor dicho, es una teoría filosófica francesa, por lo visto, en nuestro interior hay una confederación de almas, y cada cierto tiempo hay un yo hegemónico que toma las riendas de la confederación, el doctor Cardoso señala que estoy cambiando mi yo hegemónico, de las misma forma que las serpientes cambian de piel, y que este yo hegemónico cambiará mi vida, no sé hasta qué punto es cierto todo esto y, a decir verdad, no estoy muy convencido, en fin, qué le vamos a hacer, ya veremos.

Antonio Tabucchi, Sostiene Pereira

Los papalagi, Discursos de Tuiavii de Tiavea, jefe Samoano


Papalagis
Discursos de Tuiavii de Tiavea, jefe Samoano
INTRODUCCION
El escritor llama a estos discursos Los Papalagi, que significa los Hombres Blancos o los Caballeros. Estos discursos de Tuiavii de Tiavea no habían sido pronunciados aún, pero el extracto había sido escrito en el idioma nativo, del cual se hizo la primera traducción alemana.
Tuiavii nunca tuvo la intención de publicar sus discursos para el lector occidental, ni en ningún otro lugar: iban estrictamente dirigidos a su pueblo polinesio. Sin embargo, sin su consentimiento y con clara transgresión de sus deseos, me he tomado la libertad de someter estos discursos de un nativo polinesio a la atención del lector occidental, convencido de que para la gente blanca con nuestra civilización merece la pena averiguar cómo nos ve a nosotros y a nuestra cultura un hombre que aún está estrechamente ligado a la naturaleza.
A través de sus ojos nos miramos y nos vemos desde un punto de vista que de ningún otro modo podríamos percibir. Ciertamente habrá gente, especialmente monstruos culturales, que juzgarán su visión infantil, quizás incluso ignorante; pero aquéllos que tenéis más mundo y sois más humildes, seréis movidos a la reflexión y a la autocrítica por mucho de lo que se os va a decir. Porque su sabiduría es el fruto de la simplicidad, la mayor de las gracias que Dios puede conceder a un hombre, mostrándole las cosas que la ciencia no consigue comprender.
Estos discursos son un llamamiento a todos los pueblos del Pacífico Sur para que corten sus ataduras con la gente iluminada del tronco europeo, como se les llama. Absorto en esto, Tuiavii, el despreciador de los europeos, se mantuvo firme en la convicción de que sus antepasados habían cometido un grave error dejándose atraer por la cultura europea. El es como la doncella de Fagaasa, que sentada en lo alto de un acantilado vio venir a los primeros misioneros blancos y con su abanico les hizo señas para que se fueran: «¡Fuera, demonios criminales!». Él también vio a Europa como a un demonio oscuro, el gran deshojador, del que el género humano debe protegerse si quiere permanecer tan puro como los dioses.
Cuando me encontré por primera vez con Tuiavii, él llevaba una vida pacífica, apartado del mundo occidental en su diminuta isla fuera de camino llamada Upolu, una de las islas samoanas, en el poblado de Tiavea, del cual era jefe. La primera impresión que me dio fue la de un gran gigante de corazón amable. A pesar de que medía casi 1'90 metros y de que era robusto como una casa de ladrillos, su voz era suave y delicada como la de una mujer, y sus enormes y penetrantes ojos, sombreados por espesas cejas, tenían una mirada levemente despreocupada. Cuando les hablabas, se iluminaban y delataban a su corazón, cálido y soleado.
En ningún hábito exterior era Tuiavii marcadamente diferente de sus hermanos. Bebía kava (1) iba al loto (2) por la mañana, comía plátanos, toras y yams y observaba todas las costumbres nativas y ritos. Sólo sus más íntimos amigos sabían qué estaba hirviendo en el interior de su cabeza, luchando para llegar a la luz, cuando se tumbaba, soñando, en la estera de su casa.
En general el nativo vive como un niño, puramente en el mundo visible, sin interrogarse siquiera sobre sí mismo o sobre su entorno; pero Tuiavii tenía un extraordinario carácter. Se había elevado sobre sus compañeros, porque vivía conscientemente y por eso poseía esa exigencia interior que nos separa de las gentes primitivas, más que cualquier otra cosa.
Debido a su ser, propio de esta clase de hombres, Tuiavii deseaba conocer más de esa lejana Europa. Ese deseo ardía en su interior desde los días escolares en la misión marista, y solamente fue satisfecho cuando llegó a adulto. Se unió a un grupo de etnólogos que volvían tras acabar sus estudios y, visitó uno tras otro, la mayoría de los estados de Europa, donde llegó a conocer su cultura y peculiaridades nacionales. Una y otra vez me maravilló la exactitud con que recordaba hasta los más pequeños detalles. Tuiavii poseía en alto grado el don de la observación sobria e imparcial. Nada podía ofuscarle; nunca se permitía ser apartado de la verdad por palabras. En realidad lo vio todo desde su originalidad, aunque a lo largo de su visita nunca pudo abandonar su propio punto de vista.
Fui su vecino durante algo más de un año, siendo un miembro de la comunidad de su pueblo, pero Tuiavii sólo me tomó como confidente cuando llegamos a ser amigos. Después de haber superado, incluso olvidado, al europeo que hay en mí, cuando él se hubo convencido de que yo estaba maduro para su sabiduría sencilla y de que no me reiría de él (algo que nunca hice), solamente entonces decidió que merecía la pena que escuchara algunos fragmentos de sus escritos. Me los leyó en voz alta, sin ningún patetismo, como si fuera una narración histórica. Aunque solamente fuera por esa razón, lo que estaba diciendo trabajaba en mi mente y daba origen al deseo de retener las cosas que había oído.
Sólo mucho después me confió Tuiavii sus notas y me dio permiso para traducirlas al alemán. Pensó que yo quería usarlas para mis estudios personales y nunca supo que la traducción sería publicada, como sucedió. Todos estos discursos no son más que toscos borradores y juntos no forman un libro bien escrito. Tuiavii no los ha visto nunca en ninguna otra forma. Solamente cuando tuvo todo el material archivado cuidadosamente en su cabeza y todas las ideas claras, quiso empezar su “misión”, como él la llamaba, entre los polinesios. Yo tuve que abandonar las islas antes de que empezase su informe.
Aunque me he sentido obligado a hacer la traducción tan literal como me fuera posible y no he alterado ni una sílaba en la composición de los discursos, me doy cuenta de que la original franqueza y el extraordinario vocabulario han sufrido profundamente. Cualquiera que haya intentado alguna vez transformar algo de un idioma primitivo a uno moderno, reconocerá inmediatamente los problemas que se plantean al reproducir la expresión infantil de modo que no parezca estúpida o disparatada.
Tuiavii, el inculto habitante de la isla, consideró la cultura europea como un error, un camino a ninguna parte. Esto sonaría un poco pomposo si no estuviera dicho con la maravillosa simplicidad que traicionaba el lado débil de su corazón. Es verdad que pone en guardia a sus compatriotas y les dice que se libren de la dominación europea pero al hacerlo su voz se llena de tristeza y delata que su ardor misionero nace de su amor por la humanidad, no del odio. «Vosotros, compañeros, pensáis que podéis mostrarnos la luz", me dijo cuando estuvimos juntos por última vez, pero «lo que realmente hacéis es tratar de arrastrarnos a vuestra charca de oscuridad". Él miraba el ir y venir de la vida con honestidad de niño y amor por la verdad, y por eso encontraba discrepancias y defectos morales que, y al acumularlos en su memoria, se convirtieron en lecciones de vida. No entiende dónde radica el mérito de la cultura europea, que alinea a su propia gente y los hace falsos, artificiales y depravados. Cuando resume lo que la civilización nos ha aportado, empezando por nuestro aspecto, descrito como el de un animal cualquiera; lo llama por su propio nombre, con una actitud muy antieuropea e irreverente, describiéndonos de forma incompleta pero correcta, de manera que acabamos sin saber quién es el que ríe, el pintor o su modelo.
En esta aproximación infantil a la realidad, a corazón abierto, reside, pese a su falta de respeto, el verdadero valor para nosotros los occidentales de los discursos de Tuiavii; por eso siento que su publicación está justificada. Las guerras mundiales nos han convertido en occidentales escépticos con nosotros mismos; empezamos a preguntarnos sobre el valor intrínseco de las cosas y a dudar de si podemos llevar a cabo nuestros ideales a través de nuestra civilización. Por ello deberíamos considerar que no estamos, quizá, tan civilizados y descender de nuestro nivel espiritual al pensamiento de este polinesio de las islas de Samoa, que no está aún agobiado por una sobredosis de educación, que es todavía original en sus sentimientos y pensamientos y que quiere explicarnos que hemos matado la esencia divina de nuestra existencia, reemplazándola por ídolos.
Erich Scheurmann
(1) Bebida popular de Samoa, hecha de raíces de la planta de IkIlá-11 7,111
(2) Servicio religioso.

Sostiene Pereira



Con esta novela, una de las cumbres de la literarura de las últimas décadas, Antonio Tabucchi logró la unaminidad de la crítica los más prestigiosos galardones y la respuesta Masiva de los lectores.
Lisboa 1938. La opresiva dictadura de Salazar, eI furor de la guerra civil española llamando a la puerta, al fondo, el fascismo italiano. En esta Europa recorrida por el virulento fantasma de los totalitarismos, Pereira, un periodista dedicado durarme toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Pereira tiene un sentido un tanto fúnebre de la cultura. Prefiere la literatura del pasado, dedicarse a la elegía de los escritores desaparecidos, prepara necrológicas anticipadas. Necesitado de un colaborador contacta con un joven, Monteiro Rossi, quien a pesar de haber escrito su tesis acerca de la muerte está inequívocamente comprometido con la vida. Y la intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro y su novia Marta, Cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira.
Con la historia de este periodista, Tabucchi nos ofrece también una espléndida historia sobre las razones de nuestro pasado que pueden ser perfectamente las razones de nuestro propio presente.


La he leído casi de una sentada. Tiernamente agridulce, me ha emocionado y no he podido evitar que se me escape una lagrimilla al llegar al pasaje final, que no pienso desvelaros. Lo que si diré es el corolario, por así llamarlo, que he obtenido: No es bueno que nos mantengamos aislados como células independientes, eso es precisamente lo que el poder quiere –divide y vencerás-. Hemos de comunicar y comunicarnos si deseamos un mundo digno. Es casi lo único que está a nuestro alcance: comunicarnos. Y ya es mucho.

No he visto la adaptación cinematográfica, pero el tipo del protagonista no tiene mucho que ver, a mi juicio, con el que ofrece Marcelo Mastroiani, actor hacia el que simpatizo. A Pereira nos lo describe Tabucchi como una persona cuyo aspecto físico se asemejaría más al Torrente de Santiago Segura, con quienes no simpatizo en absoluto, ni el personaje, ni el actor-director:

Y Pereira era católico, o al menos en aquél momento se sentía católico, un buen católico, pero en una cosa no conseguía creer, en la resurrección de la carne. En el alma sí, claro, porque estaba seguro de poseer un alma, pero toda su carne, aquella chicha que circundaba su alma, pues bien, eso no volvería a renacer, y además, ¿para qué?, se preguntaba Pereira. Todo aquél sebo que le acompañaba cotidianamente, el sudor, el jadeo al subir las escaleras, ¿para qué iban a renacer? No, no quería nada de aquello en la otra vida, para toda la eternidad.


En fin, ya sabemos: productores por aquí, financieros y distribuidores –entiéndase cadenas de televisión- por allá y esta peli la protagoniza un tipo fino y elegante que si no, no se vende. Y necesitamos mucha gente viendo esta película para poderles endosar nuestros pequeños mensajes publicitarios. Así es el cine, un mero soporte publicitario. ¡Cuánto talento malgastado!

lunes, 10 de mayo de 2010

jueves, 6 de mayo de 2010

Esperando a Cabot




KINOSEPSIA FILMS PRESENTA:

ESPERANDO A CABOT **** (indispensable)

Una comedia absurda sin pies y, sobre todo, sin cabeza en la que no ocurre nada excepto la espera.
Adscrita al movimiento DOGMA; basada en la pieza teatral cuasihomónima de Samuel Beckett (Premio Nobel de Literatura)


Dirección: Don Naithe

Sinopsis:
Manolo y Viçent, dos pobres infelices inanes, esperan al pie de un almendro seco a Cabot, confiando en que esta entrevista suponga el fin de su penosa situación… Pero quien se presenta es Valentín -propietario del terreno en el que se hallan- acompañado de su fiel esclavo…
Los cuatro aguardarán la llegada de Cabot…


Reparto:
-Manolo: Muerto de hambre (si es verano)
-Viçent: Muerto de hambre y frio (si es invierno)
-Valentín: El dueño de todo
-Esclavo: Pues eso (aunque hay quien dice que trabaja de camarero, pero su extremada delgadez lo hace sospechoso a primera vista)
-Adolescente: Joven y bello ejemplar de ser humano con todo el futuro por delante.

Nota de producción
Actualmente, la película se encuentra en fase de preproducción. Será rodada íntegramente en la localidad de Aigües, Alicante (Spain), donde se llevará a cabo la premier mundial para luego ser presentada en el Festival Internacional de Cine “Amor y Anarquía” en Helsinki, Finlandia. Será distribuida por la red de forma totalmente gratuita y libre bajo licencia copyleft
Se trata de una producción, en principio, de “presupuesto cero”; de modo que si alguna empresa, grande o pequeña, institución o entidad de cualquier tipo –financieras incluídas- privada o pública siente un deseo irrefrenable de colaborar en tamaño proyecto con sus dineritos, no nos opondremos en absoluto y aceptamos humildemente cualquier tipo de ayuda o colaboración. Como quiera que en estos tiempos que corren se adolece de una falta de liquidez generalizada (¿dónde estarán los euros?), aceptamos cualquier tipo de colaboración en especie. Proporcionamos copia del guión a quien nos lo solicite. A tal efecto pueden dirigirse a la dirección de correo electrónico waitingforcabot@gmail.com .
A continuación, y con el fin de facilitar las posibles colaboraciones, detallamos al completo la lista de requisitos de producción, que no es muy larga.


Requisitos de producción:
(la lista de lo que nos hace falta)

o Cinco (5) seres humanos con ganas de jugar (si hay más de cinco, tanto mejor)
o Un almendro seco en un bancal a ser posible desde el que se vea Aigües al fondo
o La vera de un camino
o El atardecer
o Bocadillos, agua, cerveza, fruta
o Sombrillas, mesas plegables, sillas (no más de diez)
o Una soga
o Un látigo
o Una correa enrollable de perro, de esas automáticas.
o Ropa vieja, sucia y raída (vamos, que dé asco)
o Un llavero con la estrella de Mercedes
o 4 ó 5 puros
o Un burro
o 5 € de gasoil ( a precio de oct 2008)
o Un teodolito
o Un tubo para planos
o Cuatro botes de pintura de 5 Kg (blanca, azul, amarilla y roja)
o Un maletín de picnic
o Un mantelito a cuadros
o Un arròs, con todo lo que conlleva
o Media docena de quisquillas (mejor gambas a la plancha), pueden ser cedidas en préstamo que luego las devolvemos intactas
o Un rebaño de cabras (lo necesitamos durante aproximadamente una hora)
o Un pollo asado
o Unos cuantos regles y telas de gasa
o La impresión de un centenar de carteles
o Un nabo y una carlota (A fondo perdido, no se devuelven)
o Un ser humano del tipo “abuelita de negro mirando tras los visillos” (mejor si son dos)
o Una conexión a internet de calidad
o Fotocopias, papel, toner, sellos
o Un ser humano del tipo “bailarina” (durante una hora)
o Una cámara de vídeo digital, a ser posible con salida USB
o Productos vegetales para la inspiración; autóctonos o bien traídos del Magreb de estraperlo.
o Un ser humano del tipo “músico” con instrumento, dispuesto a tocar The Pink Panther show theme, si se ofrece una banda municipal entera, mucho mejor (en una hora está hecho)
o El pueblo de Aigües entero corriendo detrás de sabe Dios qué.


xSamuel Beckett - Esperando a Godot

martes, 4 de mayo de 2010

Sumando al sol




Los nísperos de tía Angelita



El día que estrenamos nuestro nuevo cole.

Estábamos todos emocionados.

Dibujito de la semana