Bienvenida al blog

Hola, os doy la bienvenida al blog. Mi nombre es Pablo y trabajo en la escuela de un circo como profesor de infantil y primaria. Estoy realizando varios viajes al mismo tiempo: pedagógico, geográfico, literario, artístico y, cómo no, al mundo del circo. Si deseas acompañarme, me darás una gran alegría. Te invito a pasar y a que dejes tus impresiones.



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viernes, 21 de mayo de 2010

No hay que fiarse de la Nestlé





Realizamos en clase una actividad de formación como consumidores. Comenzamos de la siguiente manera: Les presento una lata de conservas sin etiqueta alguna, exactamente la misma que podéis ver en la foto.





Les lanzo la siguiente cuestión. Imaginaros que vuestra madre os manda al supermercado a comprar una lata de champiñones. Entráis en la tienda y os encontráis con que todas las latas son así ¿qué pasaría? Todos contestan, evidentemente, que no sabrían qué es lo que hay dentro y que no sabrían qué lata escoger. A continuación les enseño la etiqueta de la lata de champiñones que he pegado en un papel. Y les enseño donde dice “champiñones” y la foto de los mismos. Les digo “mirad, para esto sirven las etiquetas, para saber qué producto estamos comprando”. Añado que gracias a las etiquetas, además de saber qué producto estamos comprando, podemos obtener mucha información sobre el mismo. Nos disponemos a realizar una actividad para aprender a descifrar la información que nos proporciona el etiquetado de los productos. Les facilito unas hojas donde previamente he pegado etiquetas: lata de champiñones, galletitas saladas y tableta de chocolate. Juntos vamos repasando y descifrando la información que aparece y a qué preguntas responde esta información:


1.- denominación del producto ¿Qué es lo que estoy comprando? (suele haber foto)
2.- denominación comercial ¿Cómo lo llama el fabricante?
3.- Conservación ¿Cómo hay que guardarlo? (El tiempo y la forma de conservación)
4.- Código de barras (para que el ordenador y la caja lea toda esta información)
5.- Peso ¿Cuánto estoy comprando?
6.- Energía que me aporta el alimento.
7.- fecha caducidad ¿Cuánto dura?
8.-Fabricante ¿Dónde puedo encontrar al que lo fabrica?
9.-Ingredientes ¿De qué está hecho?
10.- Tabla nutricional ¿De qué alimentos se compone?



Después de analizar pormenorizadamente la etiqueta les pregunto ¿cuál creéis que es la información más importante de todas las que pone en la etiqueta? Cavilan un poco… pero pronto hallamos la respuesta: es la número 1: Denominación del producto, que es la que responde a la pregunta ¿qué es lo que estoy comprando? Les insisto en que se fijen si es importante, que suele haber foto como corroboración de lo mismo y que es lo que viene con letras más grandes y visibles en todas las etiquetas.
Saray, a la que le ha correspondido analizar el envoltorio de una tableta de chocolate Nestlé, se me queda mirando con cara perpleja y me dice que no puede encontrar la denominación del producto en la que le ha tocado a ella. Tomo su papel con sonrisa condescendiente y… ¡Oh, sorpresa! ¡Saray tiene razón! ¡Vaya un descubrimiento!




Hay que darle muchas vueltas a la etiqueta para, al final, en el reverso de la tableta y con letra diminuta podamos leer “chocolate con leche extrafino”. ¡Sí que son finos estos de la Nestlé! ¿Qué digo finos? ¡Extrafinos!.
Bien, es el momento de preguntarnos por qué será esto así. Por qué todos los fabricantes dicen bien alto y claro lo que te están vendiendo y esta gente trata de esconderlo. Supongo que lo reducen al tamaño mínimo que les impone la ley (he de reconocer que desconozco en absoluto la legislación). Insisto a mis alumnos ¿Por qué puede pasar esto? Naturalmente se quedan sin saber qué responder. Les cuento:


“Mirad, yo -cuando una persona no me habla con claridad- inmediatamente desconfío de ella y pongo en tela de juicio todo lo que me está diciendo. Cuando no se os habla con claridad es porque hay segundas intenciones por parte de quien
os habla. Esto es, que la persona que os habla busca algo de vosotros que no os quiere decir. Lo mismo que a las personas, podéis aplicar esto a las empresas.
Cuando yo veo que el fabricante trata de esconder entre un mar de información y
letras diminutas la denominación del producto que me intenta vender es porque
hay ánimo de engañar. Quiero que sepáis que esta gente quiere engañarnos. Quiere
que creamos que lo que nos vende es distinto a lo que los demás venden:
chocolate. Por eso lo esconde. Es una excusa para, sencillamente cobrarte más
caro por lo mismo que otros venden. No me había dado cuenta. Muchas gracias
Saray por tu descubrimiento. Ya no voy a comprarle nunca más a este fabricante,
porque me trata como si yo fuera tonto. Me falta el respeto y, encima, me cobra
más caro”

Evidentemente, a mis alumnos no les puedo explicar conceptos mercadotécnicos y microeconómicos tales como la variación de la elasticidad de la demanda frente al precio de un bien y su relación con el concepto de sustituibilidad de un bien frente a otro y de cómo los grandes capitales invierten-puesto que son los que pueden hacerlo- mucha cantidad de dinero en hacer variar la percepción de sustituibilidad de un bien por parte del público para volverlo inelástico frente al precio y que este gasto es repercutido en el precio final. Es decir que es el mismo comprador el que paga el coste de ser persuadido de que hace bien pagando más por lo mismo que otros fabricantes, con menos disponibilidad de capital venden a menor precio.

Dicho llanamente: nos toman el pelo y nos repercuten el coste de la molestia que les supone tomarnos el pelo.

Unos días más tarde tenía que comprar una docena de huevos. Entré en una mediana superficie. Ya que estaba allí, me acerqué a la góndola donde se exhiben los chocolates para echar un vistazo y comparar. Casi siempre llevo encima mi pequeña cámara digital -la llamo "La Beretta"-. Así que hice unas fotos. No penséis que soy un “superciudadano”, eso es una tarea ingente y que realmente te puede ocasionar una gran desgaste, pero estas pequeñas investigaciones dotan de un componente de pequeña aventura a un hecho tan rutinario como puede ser comprar una docena de huevos. Además, quería volver con material que enseñar a mis alumnos.
Sabréis que no te permiten hacer fotos ni grabar video en un supermercado. Esto todavía le daba un aliciente aún mayor a lo que estaba haciendo. Ellos sí que te pueden grabar a ti “por tu seguridad” dicen, pero tú no puedes grabar. Algún día, y que se me perdone si me estoy yendo por las ramas, quiero entrar en una oficina bancaria a realizar una operación –pagar un recibo, por ejemplo- cámara de vídeo en mano y grabando. Por supuesto luciré una camiseta que diga “POR SU SEGURIDAD LE ESTOY GRABANDO” ¿Qué pasaría? Si me animo y lo hago, os aseguro que lo cuelgo en el blog.
Volviendo a la cuestión que nos ocupa no os costará imaginar que, evidentemente, es la Nestlé la única que se permite el lujo de esconder la denominación de su producto en el etiquetado. Aquí os muestro las fotos por si hay curiosidad. No se ven muy bien, pero podéis ampliarlas haciéndoles doble clic con el ratón. Nada más que añadir excepto que a esta multinacional suiza no le vuelvo a comprar nada de nada. ¿Y vosotros?









Links externos:
Nestlé, la extorsión corporativa y la arrogancia del poder


Nestlé España

2 comentarios:

  1. que mal pensado, seguramente es una decisión meditada de la empresa de responsabilidad social corporativa, para no incitar a la juventud a cosumir drogas blandas....

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  2. La verdad es que no me había parado a considerarlo desde ese ángulo, pero ahora que lo dices, siendo Suiza un país tan exquisitamente civilizado –un sepulcro blanqueado, más bien- puede que tengas toda la razón. Gracias por leer y comentar.

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