Gloria de domingo

Domingo de Gloria
Paseo disfrutar de la plaza, hasta que aparece el tipo del Porsche. Amarillo limón, sesentón ajado, gula, ruedas dos palmos de anchas, cuatro vueltas a la plaza, saludando al personal. El ruido de su motor lo caga todo. Se para a saludar. Me dispongo a hacer foto. Y el pos ufano, triunfal. Levanto la vista del visor, con sorna le hago entender que estoy esperando que se aparte para hacer la foto. –el hombre se apura y se retira. He aquí la foto del ayuntamiento, siglo XVIII. Obviamente no sale el hombre y su automóvil. Autoestima es cuadro que mi amigo Juan Erbueko tiene por pintar. Me siento triunfante ahora, como Diógenes Laercio cuando le dijo a Carlo Magno. Quería recompensarle por sus servicios. Pídeme lo que desees: Majestad, apártese un poco que me está tapando el sol. Fueron mis cinco minutos de Gloria en este Domingo de resurrección, esos cinco minutos de una Gloria que nada tiene que ver con la que se refería Warhol que no creo que fuesen a los que se refería Warhol. ¿O eran quince?
Fotografiar de cortarme a ser una excusa para la interrelación. Poco a poco me voy haciendo con las cuestiones técnicas y esto me permite estar mucho más distendido a la hora de fotografiar, lo que propicia que me relacione con la gente. RCUERDO Michael Rabigger en su libro Dirección de Documentales algo así que un documental era ante todo el resultado de las relaciones que se establecen entre los que están a un lado y al otro de la cámara.