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Hola, os doy la bienvenida al blog. Mi nombre es Pablo y trabajo en la escuela de un circo como profesor de infantil y primaria. Estoy realizando varios viajes al mismo tiempo: pedagógico, geográfico, literario, artístico y, cómo no, al mundo del circo. Si deseas acompañarme, me darás una gran alegría. Te invito a pasar y a que dejes tus impresiones.



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viernes, 26 de marzo de 2010

La soledad del profesor


Me he traído algunos libros para ir leyendo. Son los únicos que hay en todo el circo. Casi todos los que tengo pendientes de Krishnamurti he decidido lerlos así, de un tirón, nada de novelas, de momento. He optado sin miramientos por la vía dura anarco esotérica en lo que a lecturas se refiere. Ya llevo leídos un par desde que estoy en el circo: Libertad total y La libertad interior. Actualmente estoy con El arte de vivir que versa sobre cómo entiende K. la educación. Me viene como anillo al dedo. Yo me atengo a la LOE. Estaba esta mañana leyendo este fragmento antes de comenzar las clases. El libro se queda encima de la mesa.








Los padres deben comprender la clase de educación que la escuela se propone impartir. Por lo general, se satisfacen con ver que sus hijos se preparan para obtener algún título que les asegure buenos medios de vida. Muy pocos se interesan en algo más que esto. Desde luego, desean ver a sus hijos felices, pero mas allá de este vago anhelo, muy pocos; piensan en el desarrollo total de los niños. Como casi todos los padres ansían, por encima de cualquier otra cosa, que sus hijos tengan una carrera de éxito, los fuerzan con amenazas o les intimidan afectuosamente para que adquieran conocimientos, y así es como el libro se vuelve tan importante; esto va acompañado por el mero cultivo de la memoria, por la mera repetición, sin que tras ello exista la calidad de un verdadero pensar.
Tal vez, la mayor dificultad que debe afrontar el educador es la indiferencia de los padres a una educación más amplia y profunda. La mayor parte de ellos se interesa solamente en el cultivo de algún conocimiento superficial que asegure a sus hijos posiciones respetables en una sociedad corrupta. Así que el educador no sólo ha de educar a los niños del modo correcto, sino también ha de ver que los padres no deshagan lo que de bueno pueda haberse hecho en la escuela. En realidad, la escuela y el hogar deben ser centros mancomunados de educación correcta; de ninguna manera han de oponerse entre sí, con los padres deseando una cosa y el educador haciendo algo por completo diferente. Es muy importante que los padres sean plenamente informados de lo que el educador está haciendo y se interesen vitalmente en el desarrollo total de sus hijos. Es tanto responsabilidad de los padres ver que esta clase de educación sea llevada a la práctica, como de los maestros, cuya carga ya es suficientemente pesada. Un desarrollo total del niño sólo puede producirse cuando existe la correcta relación entre el maestro, el estudiante y los padres. Como el educador no puede ceder a las fantasías pasajeras o las obstinadas exigencias de los padres, es necesario que estos comprendan al educador y cooperen con él, sin generar conflicto y confusión en sus hijos.


Idaira (4 años recién cumplidos) se acerca al libro, se queda mirando la cubierta y me pregunta señalando la foto del autor ¿Este roba?. Me costó comprender de dónde salía esta prgunta, me di cuenta por la tarde. Mirad la foto de la cubierta. El hombre no es caucasiano, para Idaira se trata de un moro. ¿Cómo se puede colaborar educativamente con unos padres que inculcan unos “valores” así?. Realmente estoy solo ante el peligro… Pero, en fin, lo voy intentando. Cada vez me siento más solidarizado con la comunidad educativa. Krishnamurti habla del binomio educador Escuela-familia. Hoy en día, 30 años después hay que hablar del trinomio escuela – familia – televisión.


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