Bienvenida al blog

Hola, os doy la bienvenida al blog. Mi nombre es Pablo y trabajo en la escuela de un circo como profesor de infantil y primaria. Estoy realizando varios viajes al mismo tiempo: pedagógico, geográfico, literario, artístico y, cómo no, al mundo del circo. Si deseas acompañarme, me darás una gran alegría. Te invito a pasar y a que dejes tus impresiones.



Nota: comprende que el sitio está en contínua construcción, perdona si esto te ocasiona alguna molestia. Gracias.



Buscar en este sitio

Loading

miércoles, 31 de marzo de 2010

El viaje a Ixtlán, Carlos Castaneda

Fragmento que recomiendo para todos aquellos que viajan.






¿Cuál fue el resultado final de aquella experiencia, don Genaro? -pregunté.
-¿Resultado final? -Digo, ¿cuándo y cómo llegó usted por fin a Ixtlán? Ambos echaron a reír al mismo tiempo. -Conque ese es para ti el resultado final -comento don Juan-. Digamos entonces que no hubo ningún resultado final en el viaje de Genaro. Nunca habrá ningún resultado final. ¡Genaro va todavía camino a Ixtlán! Don Genaro me miró con ojos penetrantes y luego volvió la cabeza para observar la distancia, hacia el sur. -Nunca Ilegaré a Ixtlán -dijo. Su voz era firme pero suave, casi un murmullo. -Pero en mis sentimientos . . . en mis sentimientos pienso a veces que estoy a un solo paso de Ilegar. Pero nunca llegaré. En mi viaje, ni siquiera encuentro los sitios que conocía. Nada es ya lo mismo. Don Juan y don Genaro se miraron. Había algo muy triste en sus ojos. -En mi viaje a Ixtlán sólo encuentro viajeros fantasmas -dijo suavemente don Genaro. No entendí a que se refería. Miré a don Juan. -Todos aquellos con los que Genaro se encuentra en su camino a Ixtlán son nada más seres efímeros -explicó don Juan-. Tu, por ejemplo. Eres un fantasma. Tus sentimientos y tu ansiedad son los de la gente. Por eso dice que solo se encuentra viajeros fantasmas en su viaje a Ixtlán. De pronto me di cuenta de que el viaje de don Genaro era una metáfora. -Entonces, su viaje a Ixtlán no es real -dije. - jEs real! -repuso don Genaro-. Los viajeros no son reales. Señaló a don Juan con un movimiento de cabeza y dijo enfáticamente:

-Este es el único que es real. El mundo es real solo cuando estoy con este.

Don Juan sonrió.

-Genaro te contaba su historia -dijo- porque ayer paraste el mundo, y él piensa que también viste, pero eres tan tonto que tú mismo no lo sabes. Yo le digo que eres un ser muy raro, y que tarde o temprano verás. De cualquier modo, en tu próximo encuentro con el aliado, si acaso llega, tendrás que luchar con él y domarlo. Si sobrevives al choque, de lo cual estoy seguro, pues eres fuerte y has estado viviendo como guerrero, te encontrarás vivo en una tierra desconocida. Entonces, como es natural para todos nosotros, lo primero que querrás hacer es volver a Los Ángeles. Pero no hay modo de volver a Los Ángeles. Lo que dejaste allí está perdido para siempre. Para entonces, claro, serás brujo, pero eso no ayuda; en un momento así, lo importante para todos nosotros es el hecho de que todo cuanto amamos, odiamos, o deseamos ha quedado atrás. Pero los sentimientos del hombre no mueren ni cambian, y el brujo inicia su camino a casa sabiendo que nunca llegará, sabiendo que, ningún poder sobre la tierra, así sea su misma muerte, lo conducirá al sitio, las cosas, la gente que amaba. Eso es lo que Genaro te dijo.

La explicación de don Juan fue como un catalizador; el pleno impacto de la historia de don Genaro me golpeó súbitamente cuando empecé a relacionar el relato con ml propia vida.

-¿Y las personas que yo quiero? -pregunté a don Juan-. ¿Qué les va a pasar?

-Todas se quedaran atrás -dijo.

-¿Pero no hay manera de recuperarlas? ¿Podría yo rescatarlas y llevarlas conmigo?

-No. Tu aliado te llevara, a ti solo, a mundos desconocidos.

-Pero yo podré volver a Los Ángeles, ¿no? Podría tomar el autobús o un avión e ir allí. Los Ángeles seguirá allí, ¿no?

-Seguro -dijo don Juan, riendo-. Y también Manteca y Temecula y Tucson.

-Y Tecate -añadió don Genaro con gran seriedad.

-Y Piedras Negras y Tranquitas -dijo don Juan, sonriendo.

Don Genaro agregó mas nombres y lo mismo hizo don Juan; ambos se dedicaron a enumerar una serie de hilarantes e increíbles nombres de ciudades y pueblos.

-Dar vueltas con tu aliado cambiará tu idea del mundo -dijo don Juan-. Esa idea es todo, y cuando cambia, el mundo mismo cambia.

Me recordó que una vez le había leído un poema y quiso que se lo recitara. Cito unas cuantas palabras y me acordé de haberle leído unos poemas de Juan Ramón Jiménez. El que tenía en mente se titulaba "El viaje definitivo". Lo recite:

. . . Y yo me Iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol,

y con su pozo blanco.

Todas las fardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando,

las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;

y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, mi espíritu errara, nostálgico...


Carlos Castaneda El viaje a Ixtlán

No hay comentarios:

Publicar un comentario